El control periódico de los distintos componentes del coche contribuye a aumentar la seguridad del vehículo y a prolongar su vida útil.
Una vez por semana:
– Chequear el nivel de refrigerante.
– Controlar el nivel de aceite. Hacerlo en una superficie horizontal, dejando pasar unos minutos desde que se apagó el motor.
– Lavarlo. El polvo y la polución acumulados dañan la pintura.
Una vez por mes:
– Controlar la presión de los neumáticos. Usar un medidor propio, en vez del medidor de la estación de servicio, para ganar precisión.
– Controlar el fluido de transmisión en coches con caja automática.
– Controlar el fluido de la dirección.
– Controlar el líquido de frenos.
– Controlar la batería.
Estos controles periódicos deben realizarse aunque el vehículo sea nuevo.
No se confíe…
estos chequeos podrían salvarle la vida
Una vez por año:
– Controlar los frenos y engrasar los cojinetes de las ruedas.
– Limpiar el radiador. Lavarlo con una solución detergente; quitar los restos con un cepillo suave.
– Limpiar la batería y los terminales. Quitar los restos con un cepillo de acero, lavar con una solución de bicarbonato y agua, y enjuagar. Durante el lavado, cubrir los orificios con cinta adhesiva para que no entre el bicarbonato. Si vuelven a depositarse restos, engrasar los terminales.
Cada dos años:
– Reemplazar filtro y fluido de transmisión automática.
– Drenar el sistema de refrigeración.
– Drenar el sistema de frenos.
– Reemplazar las correas aunque no muestren desgaste.
Fuente: Foro de Seguridad